Evidentemente Cristo tiene una primacía que lo coloca por encima de cualquier criatura, de modo que nadie, por grande que sea, puede equipararse a El.
Pero la piedad cristiana nunca sitúa a la Virgen al nivel de Jesús, aun viéndola siempre estrechamente asociada a El.
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Los Papas enseñan reiteradamente que para mantener todo el contenido del misterio de Cristo, es necesario prestar atención a María, porqué, de lo contrario, la comprensión de la persona y de la obra de Cristo sufrirá irremediablemente mutilaciones graves. Son los sumos misterios de la Trinidad y de la Encarnación los que están exigiendo prestar atención a María.
Dios diseño un plan de salvación en el que María es un elemento integrante.
Por lo cual quien prescindiese de María deformaría el misterio mismo de Dios y de su providencia, y no podría mantener la integridad del misterio de Cristo en quien el designio de la providencia divina se cumple de modo absolutamente perfecto.
Armando Bandera O.P.
Estracto de: "María en la Obra de la Reconciliación" - Vida y Espiritualidad - Lima - 1988
2 comentarios:
Un fuerte opositor de esta tendencia fue San Vicente de Paúl, quien tomo postura antes de que fuese condenado en 1641.
En lugar de ponerse en tensión y tratar de que Dios se adapte a unos determinados moldes para el alma, San Vicente, en oposición a los jansenistas, no dejará de proponer abandonarse tranquilamente a Dios. La gracia tiene sus momentos. Abandonémonos a la Providencia de Dios y guardémonos muy mucho de anticiparnos a ella.
Muy buen post
excelente aporte, estimadisimo hermano.
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