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Iniciada la Causa de beatificación de Chesterton

G.K. Chesterton, uno de los autores cristianos más leídos de todos los tiempos, podría ser declarado Beato, si prospera la Causa de beatificación impulsada por uno de sus principales biógrafos.

Quizá no esté lejos el día en que los escritores de suspense tengan también su santo en el cielo. Y es que se augura que uno de los más grandes escritores de novelas policíacas puede ser elevado pronto a los altares. Y no por sus méritos literarios, naturalmente, sino por su testimonio de fe y de vida cristiana.

De hecho, para algunos de sus grandes admiradores, Gilbert Keith Chesterton –de quien este año se cumplen los 60 años de su muerte– está idóneamente indicado para la santidad. Tanto es así, que Dale Ahlquist, Presidente de la American Chesterton Society, se ha dirigido al obispo de Northampton, en Gran Bretaña, para realizar las indagaciones preliminares sobre la práctica de las virtudes cristianas del creador del padre Brown.

De la santidad de G.K. Chesterton no tiene dudas Joseph Pearce, uno de los mayores conocedores del escritor: «Creo que él está de veras en el cielo, y estaría muy contento de que su Causa de beatificación llegase a buen puerto». Pearce es el autor de una voluminosa monografía sobre Chesterton, titulada Sabiduría e inocencia, una de las más bellas biografías sobre el autor londinense. De él, Pearce resalta, no sólo el profundo catolicismo que empapa toda su obra, sino también un particular rasgo existencial: «En su vida, Chesterton ha encarnado el mandato del Señor de amar, no sólo a los que están más cerca, sino también a los enemigos. Chesterton discutió mucho con sus adversarios culturales, como H.G. Wells y Bernard Shaw, pero no se convirtió en enemigo de ellos. Más aún, estos dos intelectuales le consideraron siempre un amigo particularmente apreciado».

En las batallas culturales que entabló con Shaw, Wells y otros, llevó a la práctica aquella frase de Juan XXIII: «Condenad el pecado, pero amad al pecador». Dice Pearce: «Chesterton lo lleva a cabo odiando la herejía, pero amando al pecador. Para mí, es un ejemplo de santidad, que busco imitar en mi vida de todos los días».

De hecho, fue el propio escritor inglés el que impactó con fuerza en un Pearce en la veintena, entonces neofascista y antipapista, encarcelado en dos ocasiones en calidad de miembro del movimiento de extrema derecha British National Front . «Me enamoré de la personalidad y del espíritu de Chesterton. Me curé gracias a su filosofía de la gracia», dice Pearce, hoy profesor de la Universidad Ave María , en Florida (Estados Unidos).

Pero también desde un punto de vista cultural la obra y el pensamiento del escritor que influenció a Tolkien, C.S. Lewis y Evelin Waugh debe tenerse en cuenta: «Las novelas de Chesterton mantienen todavía hoy toda su actualidad con respecto a la cultura moderna. Relatos como El hombre que fue jueves o La esfera de la cruz resaltan la importancia de la filosofía y de la teología y, al mismo tiempo, exponen las consecuencias destructivas del relativismo. El Napoleón de Notting Hill, por ejemplo, es una parábola de los peligros del laicismo dictatorial. En La hostería volante, hace alusión al peligro de la influencia musulmana sobre la cultura occidental, mientras que en Lepanto hay una advertencia acerca del islamismo militante».

Por lo demás, según Pearce, la producción de Chesterton ha gozado en estos últimos años de un notable redescubrimiento: «Existen asociaciones dedicadas a él y conferencias sobre su figura; también se ha realizado una serie de televisión, que tiene como protagonistas a sus personajes; y sus libros son continuamente reeditados, recibiendo una atención creciente por parte de los medios de comunicación. Se puede decir que Chesterton es más leído hoy que en cualquier otro período de los setenta en adelante».

En particular, es la producción religiosa la que está teniendo más repercusión: «Ortodoxia y El hombre eterno –afirma Pearce–, así como sus estupendas biografías de santo Tomás de Aquino y de san Francisco, se están leyendo cada vez con mayor frecuencia; también entre teólogos y filósofos se asiste a un cierto revival de interés sobre su obra. Se podría, casi, decir que Chesterton ha resucitado de entre los muertos».


Lorenzo Fazzini
Alfa y Omega

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