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La Gran Medianera

María respecto a los hombres es Medianera...

Medianera entre Dios y nosotros. Intercesora de las gracias. Empezó en Caná, cuando le dice Cristo: «Mujer, a nosotros, qué más nos da que no tengan vino. No ha llegado mi hora». Eso es lo que suelen traducir los Evangelios: «Qué tenemos que ver tú y yo. No ha llegado mi hora».

Un autor explica así eso de «qué tenemos que ver tú y yo». Cuenta una anécdota que le pasó en Palestina.

Estaba dando un paseo por el Mar de Galilea con un pescador. De repente le dice el teólogo:-¿Por qué no vamos a Cafarnaún?Y contesta el pescador:¿Qué tenemos que ver tú y yo? Es la frase del Evangelio. Significa: «¿Qué hilo misterioso hay entre tú y yo? Porque eso mismo estaba yo pensando».Cuando Jesús le dice a su Madre «¿Qué tenemos que ver tú y yo?», lo que quiere decir es: «Precisamente eso es lo que yo estaba pensando ahora mismo.Me has adivinado el pensamiento».

Hay que resolver una dificultad, porque San Pablo dice en la Primera Carta a Timoteo, 2:5, «Cristo es el único Mediador».

Si Cristo es el único Mediador, porque lo dice San Pablo, ¿cómo María va a ser Medianera ?
Sí. María es Medianera a pesar de la frase de San Pablo.
¿Por qué?

Porque la frase de San Pablo excluye toda mediación paralela, pero no excluye una mediación dependiente y subordinada. María es mediación subordinada. Cristo es el mediador principal para con el Padre Eterno. Es mediador por sus propios méritos, sin dependencia a ninguna otra persona. En cambio la mediación de María es secundaria, subordinada a la mediación de Cristo.

Nadie está obligado a ir a Dios por medio de María. Todos podemos ir a Dios directamente. Pero qué duda cabe que nuestras peticiones en manos de María son más agradables a Dios que en nuestras manos sucias y pecadoras.

María nos lleva a Jesús. El lema de las Congregaciones Marianas: «A Jesús por María».

María nos lleva a Jesús. «María nos lleva a Cristo, como la aurora precede al sol». La frase no es mía. Es muy bonita. Es del Padre Gracia. En brazos de María, nos acercamos a Dios. Como el niño pequeño que en brazos de su madre se acerca al corazón del padre.

San Bernardo llama a María, cuello. ¿Por qué la llama cuello? Porque une la cabeza con el cuerpo. Cristo es la cabeza del Cuerpo Místico. Nosotros somos el cuerpo del Cuerpo Místico. Y lo mismo que el cuello une la cabeza con el cuerpo, y todo pasa por el cuello, María une a Cristo con el Cuerpo Místico. Es el cuello. Todo pasa por María. Por eso María es la Medianera. La Gran Medianera.

P. Jorge Loring
Extrato de: La Conferencia pronunciada en
la Asamblea Nacional de los Montañeros de Santa María.
Madrid

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