miércoles

De chiflado a Hijo de Dios

Tonto, ridículo, necio, torpe, ignorante, anticuado. Con uno o con todos estos apelativos se te etiqueta hoy en día si, en un ambiente público, te dices que aún crees en Cristo.


- Pero hombre… con lo inteligente que pareces y aún sigues creyendo en esas extravagancias de viejas y niños. Lo único que hace es negarte tu libertad y ponerte sanciones: “¡No hagas esto! ¡No hagas lo otro!”. Y si tú no mantienes suficientemente segura tu posición, se espera que puedas desfallecer en tu intento.


De hecho, no pocas veces así sucede; el ambiente tira muy duro. Vivimos en un mundo que reniega los cimientos en donde está fundamentado su edificio, en un intento de deshacerse de Dios y de la religión. No hay escapatoria – o no parece haberla – para los que desean profesar su fe, si de verdad desean “estar a la moda”.


¡Cómo no seguir los caminos de los líderes en el campo político, deportivo, artístico! Ellos, los que guían el destino de nuestro mundo, niegan claramente que Dios les sobra. Todos lo afirman, todos…

A estas alturas, un lector experimentado me ha interrumpido y me dice: Pues no todos, señor. Existen muchos testimonios de personas que demuestran abiertamente su fe.


Le menciono, por ejemplo, el mundo de la música, proponiéndole tres ejemplos de cantantes, entre los muchos que podrá encontrar en los demás ámbitos.


Recientemente, han salido a la luz las declaraciones de Gloria Gaynor. La cantante afroamericana, reconocida mundialmente por su canción I will survive, ha manifestado el deseo de “guiar a los gays a Cristo”. La locutora de la británica Radio 4, Jane Little, se quedó boquiabierta mientras le hacía la entrevista. Tal vez por eso, Gaynor concluyó diciendo: “Quiero guiarlos hacia Él, quiero guiarlos hacia la Verdad”.


Otra referencia clara fue la de Marie Fredriksson, mejor conocida como la vocalista femenina del grupo sueco Roxette. En 2002, la cantante sufrió un desmayo a causa de un tumor cerebral maligno, perdiendo consecuentemente la visión del ojo derecho. Le operaron de urgencias. Durante un largo y duro tratamiento de recuperación – dos años intensos – Marie iba reflexionando sobre su propia vida y el sentido de la misma. Llegó a una conclusión fundamental: Dios le había regalado una “segunda oportunidad”. Han pasado unos años desde entonces, y la cantante ha reconocido públicamente su fe de palabra y… con su música.

En efecto, ha sacado un nuevo disco al mercado en donde se encuentran canciones como When the Lord is About to Come y Hometown. Ésta última pieza refleja todos los sentimientos que le embargaron durante sus años de cáncer. Bastaría subrayar sus palabras “Ir de regreso a mi primer hogar, que es Dios nuestro Señor. […] Dios, cómo te echaba de menos. Cada día vivía sin tu sonrisa”.


Y si estos dos testimonios no te son aún suficientes, aquí está el más impresionante de todos.

Hace cierto tiempo entrevistaron a Bono, el vocalista de U2, después de la publicación de uno de sus discos. El irlandés más famoso de nuestros tiempos – nombrado por Time Magazine el hombre más influyente del año 2005, junto al Matrimonio Gates – manifiesta las razones de por qué él sigue creyendo en Cristo: “lo que de verdad me mantiene arrodillado es la diferencia entre la Gracia y el Karma”.

Michka Assaya, su entrevistador, puso una cara de interrogación tal que Bono le tuvo que explicar:

“En el centro de todas las religiones está la idea de Karma. Ya sabes, lo que tú haces te vuelve a ti; un ojo por un ojo, un diente por un diente, […]. Y entonces llega esta idea llamada Gracia que acaba con todo esto... El amor interrumpe, si quieres, las consecuencias de tus acciones”.

Assaya, se queda perplejo y envidioso, pero saca aún una objeción de debajo de la manga: “Cristo tiene su lugar entre los grandes pensadores del mundo. Pero... Hijo de Dios... ¿no es eso increíble?”

Respuesta: “Mira, la respuesta secular a la historia del Cristo siempre dice algo así... ‘Era un gran profeta, obviamente un tipo muy interesante, tenía mucho que decir, en la línea de otros profetas, sean Elías, Mahoma, Buda o Confucio’. Pero la realidad es que Cristo no te permite decir esto. No te deja salir por ahí. Cristo dice: no, yo no digo ‘soy un maestro’, no me llaméis maestro. No estoy diciendo ‘soy un profeta’. Estoy diciendo: ‘soy el Mesías’. Estoy diciendo: ‘Yo soy Dios Encarnado’. Así que lo que te queda es que o Cristo era quien decía que era -el Mesías- o era un completo chiflado”.


Y sentencia con una de las frases más interesantes que he escuchado en los últimos tiempos: “La idea de que todo el curso de la civilización de medio planeta ha cambiado, que se ha vuelto del revés, debido a un chiflado... para mí, eso sí que es increíble”.


Ante estas intervenciones que el amable lector me ha recalcado, interrumpiendo mi muy negativo discurso, puedo decir que me hierve el corazón.

Muchas veces nos llamamos cristianos, pero, en realidad, vivimos como si Dios no existiera. Llevamos una cruz en el pecho – y a veces ni eso – pero no somos capaces de ni siquiera decir un Padrenuestro antes de comer. Nos confesamos admiradores de un Dios al que, en realidad, estamos echando de nuestra vida, como un payaso que nos entretiene un poco y luego desechamos. Pero, sin embargo, puedo decir que estos testimonios me han dejado más sereno.

¿Por qué? Porque Dios está actuando, incluso en el mundo de la música; porque puedo decir que comparto fe con gente como Bono, a quien admiro como cantante; porque sé que, a pesar de que mucha gente me tache de tonto, necio, ridículo y demás lindeces, en realidad estoy siguiendo a Aquél que cambió el curso de la historia.


La victoria final la tiene Cristo… y con Él, yo también. Ahora te lanzo la pregunta: ¿de lado de quién estás? ¿Para ti, Cristo es un chalado o el Hijo de Dios? ¿Qué opinas?


Juan Antonio Ruíz-Gama
Colaborador de Pensamiento Católico

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