Paréntesis: si no la has visto, no sigas leyendo. Vuelve después.
1. El ente extraterrestre que busca hacer simbiosis con Peter Parker bien puede ser una representación del mal: un elemento ajeno a nosotros que trata de asociársenos, con engañosas promesas de felicidad, pero que sólo se aprovecha del mal que hay en nosotros mismos para utilizarnos y finalmente destruirnos. Ese ente, sin embargo, se aprovecha de lo que ya hay en nuestro interior: Peter se encuentra tan extasiado con la popularidad de la que ahora goza como Spiderman que llega a olvidar el motivo por el cual asumió su identidad heroica, y se dedica a complacerse en sus laureles llegando incluso a descuidar su relación con Mary Jane.
2. La lucha contra este mal enajenador es en realidad una lucha contra el mal en el propio corazón, un doloroso esfuerzo por despojarnos del vicio y revestirnos de la virtud... Verdaderamente uno tiene que arrancarse el pecado de encima, y hacerlo cuesta gritos de dolor, pero al final se puede recuperar la propia identidad, el verdadero sentido de la propia vida. Vale señalar que Peter se detiene a pensar sobre su situación, su degeneración, y la resolución necesaria para salvarse, "sentado" en un campanario... Sí, un campanario de iglesia. No hay que distraerse en esta secuencia. Nunca imaginé una representación así de las palabras de San Pablo [Ef 4, 22 y 24].
3. El que perdona, el que olvida, el que renuncia al rencor y a la venganza, se descubre liberado de la esclavitud del mal. Bien lo decía Juan Pablo II: otorga el perdón y recibe la paz. Esto, en la película, se refleja de dos maneras distintas, pero ambas muy bien logradas: Harry Osborn, al descubrir la verdad sobre la muerte de su padre (el primer Duende Verde), olvida el rencor y responde al pedido de ayuda de Peter, a pesar de haber quedado semidesfigurado en una lucha previa contra él. Así, se recupera una amistad que llega al punto del sacrificio, cuando Harry muere para salvar a Peter (es que nadie tiene mayor amor...). Por otro lado, en una escena posterior a la batalla final, Sandman le explica a Peter el motivo de su vida criminal y por qué asesinó accidentalmente al tío Ben. Y aunque no le pide a Peter que lo perdone, éste lo hace de todos modos. Así, Peter queda libre del rencor y del deseo de venganza contra el asesino de su tío, y como resultado se convierte en un hombre más libre, y en un héroe más... bueno, más heroico.
4. Hay que conocer más de lo que creemos saber para comprender al otro, para comprender sus acciones, sus palabras, sus errores. Tal vez lo que descubramos no justifique un acto malo, pero nos permitirá, Dios mediante, perdonar a los que nos ofenden. Es muy fácil ceder al deseo de hacer justicia, pero para ser verdaderamente justo hay que conocer mucho, pero mucho más de lo que sabemos (o creemos saber).
5. Siempre hay esperanza. Siempre se puede cambiar. Nunca hay que dejar de creer en la persona, no importa cuánto nos haya lastimado o decepcionado. El que ama, nunca pierde.
6. Hay que decir las cosas a tiempo. Esperar demasiado para decir algo puede tener consecuencias muy dolorosas en la vida de aquellos a quienes más queremos. Esto lo podemos ver en Peter (una y otra vez, a lo largo de las tres películas), pero esta vez lo grafica muy bien el mayordomo de los Osborn con su tardía intervención. Hubieras hablado antes, tío, y salvabas a mucha gente...
Spiderman es una película entretenida, una fantasía válida para recordar que la propia identidad es punto de partida para alcanzar la felicidad que tanto deseamos.
Juan Espejo - José Zapata
Con Mirada de Fe
Colaboradores de Pensamiento Católico
Con Mirada de Fe
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1 comentario:
Yo no he visto aún la película pero esta interesante lectura me ha motivado a verla
Saludos
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