El Santo Padre recordó que el tercer domingo de Adviento se llama domingo de"gaudete", porque invita a los cristianos a alegrarse de la llegada del Señor y afirmó que "la felicidad cristiana brota de esta certeza. Dios está cerca (...) está con nosotros, en la felicidad y en el dolor, en la salud y en la enfermedad".
"Algunos se preguntan: ¿Es todavía hoy posible esta felicidad?- observó el Papa- La respuesta -subrayó- la dan con su vida hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, felices de consagrar su experiencia a los demás" y entre ellos indicó a la beata Madre Teresa de Calcuta " testimonio inolvidable de la verdadera felicidad evangélica".
Teresa de Calcuta, prosiguió el Santo Padre, conoció "la prueba de la noche oscura de la fe" pero "siguió ofreciendo a todos la sonrisa de Dios" y escribió: "Ser felices con Dios significa: amar como Èl, ayudar como Èl, dar como Èl, servir como Èl".
"Sí, la felicidad entra en el corazón de quien se pone al servicio de los más pequeños y pobres -aseguró el Santo Padre- En quien ama así, Dios mora y el alma es feliz. Si en cambio se hace de la felicidad un ídolo, se equivoca el camino y es verdaderamente difícil encontrar la felicidad de la que Jesús habla".
"Por desgracia esta es la propuesta de las culturas que ponen la felicidad individual al puesto de Dios, mentalidad de la que es efecto emblemático la búsqueda del placer a cualquier precio y la difusión del uso de drogas como vía de escape, como refugio en paraísos artificiales, que se revelan después espejismos".
"También en Navidad -concluyó el Santo Padre - nos podemos equivocar de camino (...) festejando sin abrir el corazón a la felicidad de Cristo" .Por eso, el Papa pidió a la Virgen María que "ayude a todos los cristianos, y a cuantos buscan a Dios, a llegar a Belén para encontrar al Niño que nació por nosotros, para la salvación y la felicidad de todos los seres humanos".
"Algunos se preguntan: ¿Es todavía hoy posible esta felicidad?- observó el Papa- La respuesta -subrayó- la dan con su vida hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, felices de consagrar su experiencia a los demás" y entre ellos indicó a la beata Madre Teresa de Calcuta " testimonio inolvidable de la verdadera felicidad evangélica".
Teresa de Calcuta, prosiguió el Santo Padre, conoció "la prueba de la noche oscura de la fe" pero "siguió ofreciendo a todos la sonrisa de Dios" y escribió: "Ser felices con Dios significa: amar como Èl, ayudar como Èl, dar como Èl, servir como Èl".
"Sí, la felicidad entra en el corazón de quien se pone al servicio de los más pequeños y pobres -aseguró el Santo Padre- En quien ama así, Dios mora y el alma es feliz. Si en cambio se hace de la felicidad un ídolo, se equivoca el camino y es verdaderamente difícil encontrar la felicidad de la que Jesús habla".
"Por desgracia esta es la propuesta de las culturas que ponen la felicidad individual al puesto de Dios, mentalidad de la que es efecto emblemático la búsqueda del placer a cualquier precio y la difusión del uso de drogas como vía de escape, como refugio en paraísos artificiales, que se revelan después espejismos".
"También en Navidad -concluyó el Santo Padre - nos podemos equivocar de camino (...) festejando sin abrir el corazón a la felicidad de Cristo" .Por eso, el Papa pidió a la Virgen María que "ayude a todos los cristianos, y a cuantos buscan a Dios, a llegar a Belén para encontrar al Niño que nació por nosotros, para la salvación y la felicidad de todos los seres humanos".
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