Cuando hace años, en todas las escuelas de Francia fueron quitados todos los crucifijos por orden del Gobierno masónico, el alcalde de Savigny se rebeló contra esta disposición, siendo esto causa de que el Presidente Fallieres le depusiera de su cargo.
El honrado alcalde publicó entonces la siguiente declaración: «La destitución de que he sido objeto es para mí el honor más grande de mi vida. Yo pondré en un marco el decreto, y ese diploma de honor enseñará a mis hijos que hay que obedecer a la propia conciencia antes que a las órdenes liberticidas de los ateos.»
El que sufre persecución por Dios, motivo tiene para alegrarse, pues Cristo ha dicho: «Dichosos vosotros cuando los hombres os avergonzaren y persiguieren y os dirigieren toda clase de calumnias por mi causa. Alegraos y regocijaos, pues vuestra recompensa será grande en el cielo.» (Mat., V, 12.)
1 comentario:
Muy cierto, un verdadero honor
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