Esto, que nos cuenta Lamartine, el poeta y político francés, le sucedió a él mismo.
Iba paseando el poeta cuando oyó a un picapedrero exclamar a cada golpe de martillo: “¡Gracias!”
-Buen hombre, ¿a quién das gracias?
-A Dios – respondió el otro.
-Si hubieras sido rico, me parecería natural que dieras gracias a Dios, pero sabes que Dios pensó en ti sólo una vez al tiempo de criarte; luego te dio un martillo y no ha vuelto a pensar en ti.
-¿Así que dice usted que Dios pensó en mí por lo menos una vez?
-¡Hombre! Eso está claro- respondió el poeta.
Y el picapedrero, que si no era más poeta era más cristiano que Lamartine, dijo así, llorando:
-¿Y le parece a usted poco? Todo un Dios pensar en un picapedrero. ¡Gracias, Dios mío, gracias!- y siguió picando piedras.
2 comentarios:
Maravilloso.
No lo conocía
Gracias
Muchas gracias por el escrito. Saludos. Que tengan un excelente fin de semana.
Saludos desde Chile.
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