Bella Señora vestida de azul,
enséñame a rezar.
Dios era solo tu pequeñuelo,
¡indicame que le puedo decir!
¿Lo amparabas algunas veces
tiernamente en tu regazo?
¿Le cantabas
como me cantaba mi mamita a mí?
¿Retuviste entre las tuyas.
Su mano divina en las noches,
y aun trataste
de contarle historias del mundo?
¡Oh!, ¿y no lloró?
¿Tu piensas que en verdad le agrade
si yo le cuento tantas cosas,
pequeños hechos que se refieren a mi?
¿Producen ruido las alas de los ángeles,
me podrá oír si yo le hablo en voz baja?
¿Me esta escuchando ahora?
Dime, tú que sabes,
Bella Señora vestida de azul,
enséñame a rezar.
El mismo Dios fue tu pequeñuelo,
y tú sabes como debo hacer.
Mary Dixon Thayer
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