Belleza de María
Estamos en un tiempo en que el cuidado del físico femenino y masculino se ha convertido en una obsesión y a veces, en la expresión de nuestros complejos interiores. Los cristianos ensalzamos la belleza de María, pero tenemos muy claro que hablamos de otro concepto de hermosura… La belleza física sin santidad, nos hace vanidosos; lo cual nos conduce al ridículo, e incluso, a la fealdad.
La auténtica belleza no es “apariencia”, sino “aparición”. En efecto, lo primero que captamos del misterio de Dios no es la verdad, sino la belleza. Y en un segundo momento, comprendemos que esa belleza es el esplendor de la verdad y de la bondad de Dios que sale a nuestro encuentro. De alguna manera, podemos decir que en la Virgen María se nos aparece Dios, ya que Ella es la obra más perfecta que ha salido de sus manos.
La hermosura de María cabe deducirla también de aquella frase de Santa Bernardette, quien fuera vidente de la Virgen en Lourdes: “Cuando se ha visto una vez a María, no se tiene más que un deseo: morir para volver a verla”.
Esposa de Dios
María es la única mujer que ha podido llamarle a Dios «hijo mío». La Maternidad Divina de María es, sin duda, el dogma mariano por antonomasia, y de él se desprenden como consecuencia los demás: Concepción Virginal, Asunción a los Cielos e Inmaculada Concepción.
Ahora bien, el Papa Benedicto XVI también se ha referido a Ella bajo la imagen de “Esposa de Dios”, de una forma muy sugerente. Lo hizo en la introducción al Ángelus con el que concluyeron las Jornadas Mundiales de la Juventud en Sydney. Transcribo aquellas palabras, en las que comenta el saludo del arcángel Gabriel a María:
“Esta escena es quizás el momento culminante de la historia de la relación de Dios con su pueblo. (…) La Alianza con Israel fue como un tiempo de hacer la corte, un largo noviazgo. Luego llegó el momento definitivo, el momento del matrimonio, la realización de una nueva y eterna alianza. En ese momento María, ante el Señor, representaba a toda la humanidad. En el mensaje del ángel, era Dios el que brindaba una propuesta de matrimonio con la humanidad. Y en nombre nuestro, María dijo sí.
En los cuentos, los relatos terminan en este momento: «y desde entonces vivieron felices y contentos». En la vida real no es tan fácil. Fueron muchas las dificultades que María tuvo que superar al afrontar las consecuencias de aquel «sí» al Señor. (...) En las diversas pruebas Ella permaneció fiel a su promesa, sostenida por el Espíritu de fortaleza. Y por ello tuvo como recompensa la gloria.
Queridos jóvenes, también nosotros debemos permanecer fieles al «sí» con que acogimos el ofrecimiento de amistad por parte del Señor. Sabemos que Él nunca nos abandonará. Sabemos que Él nos sostendrá siempre con los dones del Espíritu. María acogió la propuesta del Señor en nombre nuestro. Dirijámonos, pues, a Ella y pidámosle que nos guíe en las dificultades para permanecer fieles a esa relación vital que Dios estableció con cada uno de nosotros. María es nuestro ejemplo y nuestra inspiración; Ella intercede por nosotros ante su Hijo, y con amor materno nos protege de los peligros.”...
Monseñor José Ignacio Munilla
Obispo de Palencia - España
Obispo de Palencia - España
3 comentarios:
Gracias por este escrito.
Hasta cada oracion
Hola,
Aprovecho para invitarlos a ustedes y a sus lectores a nuestra II Jornada de Oración por la vida. Más detalles en http://www.40dporlavidaperu.blogspot.com/
Este mensaje me dio mucha esperanza.
gracias..
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