Los malos cristianos hacen muchas obras malas. Y las personas que están fuera (de la Iglesia) y no quieren convertirse al cristianismo, encuentran en aquéllos muchas excusas.
Al que le aconseja rendirse a la fe, suele responder: ¿Quieres que yo sea como ése o aquél? Y nombra a uno o a otro. En ciertas ocasiones es verdad lo que dice. Pero, cuando no puede encontrar a un individuo a quien señalar, tampoco le cuesta mucho trabajo lanzar una calumnia. Y como él calumnia con tanta seguridad, consigue que el oyente comience a sospechar.
Y tú al oír a alguien decir tales cosas, como quizá has conocido en alguna ocasión a hermanos tuyos que son malos, piensas en tu interior: cierto es lo que éste me cuenta: peligros de los falsos hermanos.
Pero no desfallezcas. Lo que él busca sélo tú. Sé tú buen cristiano y convencerás al pagano calumniador.
San Agustín
1 comentario:
Las malas acciones de muchos de nuestros hermanos, reiteradas hasta el hartazgo, dan pie a maliciosos no creyentes en sus intentos de socavar nuestra fe, pero a pesar de nuestro dolor, desazón y flaquezas, sólo queda darles una respuesta: el amor incondicional de Cristo Jesús.
Porque Él nos manda que amemos a nuestros enemigos, entendemos por ello cuan sólos y tristes deben estar los que no creen.
Abramos nuestro corazón a sus llamados, porque el ataque de los no creyentes es un llamado a nuestro corazón cristiano para envolverlos en el Manto Sagrado de Nuestro Señor Jesucristo.
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