"No es la victoria lo que hace grande a un hombre, sino el seguir luchando."
Séneca
Hace un tiempo, escuche la historia de un profeta que caminaba por las calles de una ciudad vacía, gritando día tras día un mensaje que, aparentemente, nadie escuchaba. Día tras día, su voz seguía resonando, pero la gente seguía su camino, ignorándolo. Alguien le preguntó por qué seguía insistiendo si nadie prestaba atención, y el profeta respondió algo así como: "Grito no para que ellos cambien, sino para que no me cambien a mí".
Esa respuesta me ha rondado la cabeza desde entonces. No era solo un grito en vano, sino una lucha por mantenerse fiel a sí mismo, a su misión, a su verdad. Me parece que, en muchos momentos de nuestra vida, nos sentimos como ese profeta. Nos enfrentamos a situaciones donde parece que nuestras acciones no tienen impacto, que nuestras voces no se escuchan, y nos preguntamos si tiene sentido seguir intentándolo. Entonces, ¿cómo hacemos para seguir adelante cuando parece que nada cambia? ¿Cómo perseveramos y, más aún, cómo nos transformamos en el proceso?
La Perseverancia: "La recompensa de la paciencia es la paciencia"
Perseverar no significa simplemente repetir lo mismo sin reflexionar, sino mantenernos firmes en nuestras acciones, confiando en que, aunque no veamos frutos inmediatos, lo que hacemos tiene valor. El filósofo Blaise Pascal escribió: “La recompensa de la paciencia es la paciencia”, destacando que la perseverancia no busca una recompensa externa, sino que se refuerza a sí misma. Esto es importante cuando nos encontramos en situaciones donde los resultados no son visibles de inmediato.
Pensemos en aquellas veces en las que hemos trabajado duramente en algo —un proyecto, una relación, o incluso el desarrollo personal— y sentimos que no avanzamos. La perseverancia se trata de reconocer que, aunque el progreso no sea evidente, nuestros esfuerzos están construyendo algo más grande de lo que podemos ver en ese momento. A veces, lo más importante no es ver el cambio inmediato, sino asegurarnos de que estamos avanzando en la dirección correcta.
Piensa en momentos de tu vida donde has querido rendirte porque no veías progreso. Tal vez en tus estudios, en una relación o en un proyecto personal. Santo Tomás de Aquino nos recuerda que la perseverancia está directamente relacionada con la fortaleza. Esta virtud nos permite seguir adelante cuando lo fácil sería detenernos.
Ahora ustedes podrían decir: “Entiendo su importancia, pero ¿Cómo puedo aplicarlo en mi día a día? Existen varios caminos, pero te sugiero consideres los siguientes ítems que podrán ayudarte en tu día a día.
1. Si estás enfrentando una tarea difícil como aprender una nueva habilidad, prueba la técnica Kaizen. Esta metodología japonesa se basa en la mejora continua a través de pequeños pasos diarios. Dedica unos minutos al día a esa tarea, en lugar de intentar hacer todo de una vez. Este enfoque reduce el agotamiento y te permite perseverar de manera más efectiva.
2. Si estás estudiando para un examen y sientes que no estás avanzando, una técnica efectiva es la metodología Pomodoro. Estudia en intervalos de 25 minutos, seguidos de 5 minutos de descanso. Esto te ayudará a mantener el enfoque sin agotarte. Después de cuatro ciclos, tómate un descanso más largo de 15 a 30 minutos. Al dividir tus esfuerzos en pequeñas dosis, verás que es más fácil continuar.
3. Lleva un registro de progreso diario. Al final de cada día, anota un pequeño logro, por más insignificante que parezca. Con el tiempo, te sorprenderá lo mucho que has avanzado, y esto reforzará tu motivación para seguir.
4. Ora sin cesar, no minimices el poder de la gracia de Dios, encontraras fortaleza y consuelo.
La Paciencia Activa: Esperar No Es Inacción
En la historia del profeta, también encontramos a la paciencia como protagonista. Aunque gritaba cada día, él sabía que los resultados no llegarían de inmediato. La paciencia activa no significa sentarse a esperar que algo pase. Es como el agricultor que cuida su campo mientras espera la cosecha. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance mientras confiamos en que el tiempo traerá los resultados.
En un mundo donde todo parece moverse a gran velocidad, la paciencia es una herramienta que nos permite desacelerar y aceptar que el cambio profundo requiere tiempo. Esto no significa quedarnos inactivos, sino entender que cada cosa tiene su ritmo. Practicar la paciencia activa es aprender a confiar en el proceso, sabiendo que cada pequeño paso nos acerca a la meta.
Sugerencias para ayudarnos a trabajar en esta virtud
1. En vez de frustrarte por no ver resultados inmediatos en algún aspecto de tu vida, centrarte en el presente y dejar de preocuparte por el futuro, solo así podrás apreciar los pequeños progresos. Respirar profundamente durante cinco minutos, te ayudará a enfocarte, puedes sincronizarlas con jaculatorias, acción que te permitirá volver tu rostro a Dios y abandonarte a su providencia.
2. Si estás trabajando en un proyecto que parece no avanzar, divide tareas grandes en microtareas. Por ejemplo, en lugar de intentar aprender 100 palabras nuevas en una semana, concéntrate en aprender cinco palabras al día. Así ejercitaras la paciencia activa: no estás esperando el resultado final sin hacer nada, sino trabajando poco a poco con constancia.
La Convicción: "La verdad os hará libres"
La convicción es lo que nos sostiene cuando todo lo demás parece desmoronarse. En el relato del profeta, su grito no era en vano, aunque nadie lo escuchara. Él estaba convencido de que su mensaje era verdadero, y esa convicción lo mantenía firme, a pesar de la indiferencia. En nuestras vidas, a menudo encontramos que la convicción en lo que creemos es lo único que nos mantiene de pie cuando las circunstancias nos empujan a rendirnos.
El desafío aquí es cultivar nuestras propias convicciones. A veces nos sentimos perdidos porque no tenemos claro qué es lo que verdaderamente valoramos. La convicción no surge de la nada, se nutre de reflexiones, de aprendizajes y de la confianza en una verdad mayor. : El filósofo contemporáneo Alasdair MacIntyre explica que
"es en las narrativas que encontramos las verdades sobre lo que somos y lo que deberíamos ser".
Saber quién eres y qué crees te da el poder de seguir adelante, incluso cuando las circunstancias externas intentan desviarte.
Estas actividades te podrían ayudar a fortalecer tus convicciones
1. Todos en distintos momentos de nuestra vida tenemos que tomar decisiones importantes, una práctica útil es la visualización inversa. Imagina el resultado que obtendrías si actuaras en contra de tus convicciones. ¿Cómo te sentirías? Luego, visualiza cómo te sentirías siguiendo lo que realmente crees, sin importar las consecuencias. Este ejercicio te ayudará a aclarar tus valores y reforzar tus decisiones con una base sólida.
2. Te recomiendo practicar la escritura reflexiva. Dedica unos minutos cada semana a escribir sobre tus creencias y las razones detrás de ellas. Reflexiona sobre cómo esas convicciones guían tus acciones. Esto te ayudará a tener claridad en momentos de duda y a fortalecer tu propósito
El Cambio: "No busques fuera lo que está dentro"
El profeta no gritaba solo para que lo escucharan; en el fondo, gritaba para recordarse a sí mismo su misión. El verdadero cambio comienza dentro de nosotros. Si queremos transformar nuestra vida, debemos primero entender qué necesitamos cambiar y por qué. San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales, resaltaba que el cambio profundo se logra a través del discernimiento: la reflexión constante sobre nuestras acciones, nuestras motivaciones y nuestras metas.
Cambiar no es simplemente adoptar nuevos hábitos, es cuestionar nuestras viejas formas de pensar y estar dispuestos a abandonar lo que ya no nos sirve. Pero este cambio no ocurre de la noche a la mañana. Requiere valentía, perseverancia y, sobre todo, una convicción firme de que estamos en el camino correcto.
¿Qué podemos hacer?
Si sientes que algo en tu vida no está alineado con tus valores, una práctica muy útil es la del examen de conciencia. Al final de cada día, dedica unos minutos a reflexionar sobre tus acciones. Pregúntate: ¿Qué hice hoy que me acercó a mis ideales? ¿Qué acciones me alejaron? Esto te ayudará a identificar áreas donde puedes comenzar a hacer pequeños ajustes.
El cambio nunca es fácil, pero al recorrerlo es donde descubrimos quiénes somos y qué podemos llegar a ser. Este espacio no solo es para compartir mis reflexiones, es también para decirme a mi mismo que no debo dejar de luchar por lo que creo, incluso cuando parezca que nadie nos escucha. NO estamos solos Dios siempre nos acompaña.
Omar Orozco Sáenz
Pensamiento Católico