lunes

El Viaje Hacia Ser Uno Mismo: El Arte de Ser Auténtico en Dios

Todas las personas, o bueno, casi todas, con las mejores intenciones, buscan señalarnos el camino que debemos seguir. Y es que en la vida no aparecen caminos claros, solo posibles direcciones. Pero, ¿Qué camino debemos tomar? Al respecto, recuerdo un diálogo en la novela Alicia en el País de las Maravillas:

"¿Me podrías indicar, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?" —preguntaba Alicia. A lo que el Gato de Cheshire contestaba: "Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar."

La pregunta es clara: ¿A dónde quieres llegar? Y para resolver esa pregunta, debemos saber quiénes somos, qué necesitamos y dónde lo encontramos.


Es curioso que, en este mundo moderno, lleno de tecnología, redes sociales y millones de voces que nos dicen cómo vivir, el acto más revolucionario sea algo tan simple como ser uno mismo. Y no me refiero a la versión de “tú” que el mundo quiere ver, sino la versión que Dios soñó para ti. Porque si hay algo más auténtico que nuestra propia identidad, es la identidad que Dios nos ha dado.


¡Ah, la gran paradoja de la autenticidad! Solo cuando encuentras a Dios, te encuentras a ti mismo.

Dialogo con Cristo

Ser Uno Mismo en el Corazón de Dios

Como cristianos, a veces olvidamos que Dios nos creó únicos, con talentos, debilidades y características que nadie más tiene. No somos productos en serie; somos piezas únicas de un gran rompecabezas. Pero aquí está la clave: no puedes armar ese rompecabezas si intentas ser una pieza que no eres. Solo Dios conoce el diseño original de tu alma, y solo cuando te alineas con Él, encuentras quién realmente eres.


Muchos creen que seguir a Dios implica convertirnos en títeres, pero nada más lejos de la verdad. Como lo dijo alguna vez San Agustín: 

"Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti." 

Es en esa unión con Dios donde alcanzamos la verdadera autenticidad, porque solo Él conoce el propósito para el cual fuimos creados.


La Paradoja de la Autenticidad: Encontrarte a Ti Mismo en la Entrega

Una de las grandes paradojas del cristianismo es que solo cuando te entregas a algo mayor que tú, encuentras quién eres en realidad. Vivimos en una época en la que nos dicen que para ser auténticos debemos "seguir nuestros deseos," "vivir el momento," o "ser nuestra propia verdad." Pero aquí está el truco: la verdadera libertad no está en seguir nuestros impulsos, sino en seguir a Cristo.


Es como si intentaras volar una cometa. Si lo dejas volar sin control, acabará enredado en un árbol o estrellado en el suelo. Solo cuando lo sujetas con firmeza y diriges su vuelo, alcanza su mayor altura. De la misma forma, solo cuando permites que Dios guíe tu vida, alcanzas tu verdadera grandeza. En esa entrega, encuentras la paz y la libertad de ser plenamente tú.


¿Qué podemos hacer?

Ahora bien, ya que entendemos la importancia de saber Quiénes somo debemos enfrentar quizás lo más difícil... dar el primer paso. Te comparto lo que a mi me ayudo y me sigue siendo útil: 


Ora y escucha: La oración no es solo hablar con Dios, sino también escuchar. Dedica tiempo a escuchar la voz de Dios en tu vida. Pregúntale: "¿Qué quieres de mí?" A menudo, en el silencio de la oración es donde descubrimos nuestras verdaderas motivaciones y lo que realmente importa. La lectura de la biblia te será de mucha ayuda.


Conócete a ti mismo: San Ignacio de Loyola siempre hablaba del discernimiento. Para ser auténtico, primero debes preguntarte: ¿Qué dones me ha dado Dios? ¿Qué me motiva realmente? Examina tus fortalezas y debilidades, y acepta ambas como parte de tu camino hacia la autenticidad. Hacer una lista de Virtudes y de cualidades que deseas mejorar te serán de mucha ayuda.


No tengas miedo de ser diferente: No sigas el molde que el mundo quiere imponerte. Si eres diferente, ¡perfecto! San Juan Pablo II nos recordó que no tengamos miedo de ser santos, de ser lo que Dios quiere que seamos. Ser auténtico en Dios significa abrazar tu singularidad con confianza y alegría. Es mejor que te amen por quien eres, es el mejor filtro para hacer amigos.


Rodéate de personas que te animen a ser tú mismo: La compañía que mantienes influye en tu camino. Busca amistades que te animen a crecer espiritualmente y a ser la mejor versión de ti mismo, no las que te empujen a ser alguien que no eres. Los santos siempre caminaron en comunidad, y nosotros también necesitamos apoyo en nuestro viaje hacia la autenticidad.


Acepta tus fallos y sigue adelante: La autenticidad no significa que no vas a cometer errores, sino que aprendes de ellos. Dios nos pide entrega. Cada vez que caes, levántate, pide perdón y sigue adelante con la certeza de que cada error es una oportunidad para acercarte más a quien Dios quiere que seas. Sino te invito a conocer más sobre el rey David, realmente te sorprenderás.


La Autenticidad No Es Solitaria: Somos Parte de un Cuerpo

A veces, el mundo nos vende la idea de que para ser auténtico debes cortar lazos, distanciarte de todo y seguir solo tu camino. Pero aquí va otra paradoja: la verdadera autenticidad no es solitaria. Como miembros del Cuerpo de Cristo, nuestra autenticidad florece en comunidad, cuando usamos nuestros dones para el bien común. Ser auténtico no es alejarte de los demás, sino encontrar tu lugar en el plan de Dios y contribuir al mundo con lo que eres.


Al final, ser uno mismo en Dios es mucho más liberador que cualquier versión que el mundo te pueda ofrecer. Es el viaje de toda una vida, pero es un viaje lleno de paz, porque sabes que no estás caminando solo. Dios va a tu lado, mostrando el camino, ayudándote a descubrir, paso a paso, la increíble persona que Él creó.


Omar Orozco Sáenz
Pensamiento Católico

No hay comentarios.:

Google+